
Tokarev del calibre 7,62. La revista Armas describe esta pistola, icono de la Unión Soviética, como simple y espartana en su diseño y construcción, esbelta a la vez que compacta, un ejemplo de fiabilidad y economía.
La Tokarev pertenece al grupo de armas de cañón móvil, con retroceso conjunto de éste y de la corredera. Estéticamente resaltan su reducido grosor y la ausencia de una aleta de seguro manual, así como la colocación del martillo percutor en el interior del armazón y corredera. Podemos decir que resulta de lo más funcional y práctico, ideal para un arma de combate.
Para facilitar su manufactura, el mecanismo de disparo, guías de cartucho a la recámara y expulsor van colocados sobre un bastidor separable del armazón, favoreciendo al mismo tiempo su desarme para limpieza o sustitución de alguna de sus piezas.
La Tokarev utiliza cargadores separables convencionales, con capacidad para ocho cartuchos. Sus elementos de puntería comprenden un punto de mira fijo, que forma parte de la corredera, y un alza en cola de milano que permite corregir el tiro en deriva. Al carecer de seguro manual, el sistema utilizado se concreta en el martillo percutor, mediante una posición intermedia de éste que además bloquea la corredera, impidiendo la apertura de la recámara. También dispone de un seguro de cierre que impide el disparo hasta que el cartucho se encuentra correctamente alojado en la recámara, y que va colocado en el bastidor del mecanismo de disparo. La forma del martillo percutor, redondeada como el de la pistola Mauser, y sobresaliendo por el borde de la corredera, permite montarlo apoyándose sobre la cadera, pierna o brazo, sin necesidad de utilizar el dedo pulgar.
Su alta velocidad inicial, precisión, rasante y penetración, fueron las cualidades que decidieron la adopción del cartucho 7,62 x 25. Por otra parte, podía ser utilizado en subfusiles, convirtiéndolo en lo que podíamos llamar un cartucho polivalente, si bien se aumentó la carga de proyección para mejorar sus prestaciones. Por sus características balísticas, y utilizando proyectiles con punta expansiva, se podía incluso emplear para la caza. En carabinas de repetición obtenía asimismo excelentes resultados para el tiro deportivo.
La Tokarev fue el arma usada por Alfredo Galán, el asesino de la baraja, en los crímenes que cometió entre el 24 de enero y el 18 de marzo de 2003. Galán había servido en el ejército, y estuvo dos veces en Bosnia de misión humanitaria. Fue precisamente en un bar de Mostar donde compró la Tokarev por 400 euros. 

Galán escogía a sus víctimas al azar, y firmaba alguno de sus crímenes depositando un naipe en la escena del delito.
El historial criminal de Alfredo Galán se remonta al 24 de enero de 2003. Esa mañana Galán entraba en la garita del portero del edificio número 89 de la calle Alonso Cano, en Madrid. Disparó al conserje, Juan Francisco Ledesma, alcanzándole en la cabeza.
El hijo de Ledesma, de dos años de edad, presenció el asesinato.
La madrugada del 5 de febrero fue hallado el cadáver de Juan Carlos Martín Estacio en la parada de autobús de la Alameda de Osuna. Cerca del cuerpo se encontró una carta, el as de copas.
Menos de 12 horas después, Galán entraba en un bar de Alcalá. Efectuó varios disparos, matando al camarero y a una clienta que estaba telefoneando Teresa Sánchez, dueña del bar y madre de Mikel, el camarero fallecido, resultó herida.
Galán tardó más de un mes en actuar de nuevo y en dejar la siguiente carta. Aquel 7 de marzo, el asesino de la baraja se dirigía contra una pareja de ecuatorianos que hablaban en la calle. El chico recibió una bala en la cabeza. Ella estará agradecida de que la Tokarev se encasquillara, precipitando la huida de un Galán que dejo un dos de copas a sus espaldas.
La serie de asesinatos llegó a su fin el 18 de marzo, culminando con dos nuevas víctimas. Una pareja de rumanos fueron disparados en un descampado de Arganda del Rey- Él, el tres de copas, murió en el acto. Ella, el cuatro de copas, falleció unas horas más tarde.
"Buenos días, arrodíllese". Esas eran las palabras con que Alfredo Galán saludaba a sus víctimas antes de dispararles.
Galán se deshizo de la pistola Tokarev, que nunca ha sido encontrada. Quién sabe, puede que la Policía Científica hubiese decidido guardarla con su colección de armas.
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